Creatividad versus innovación

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Por Greta Sánchez


Innovar implica mucho más que ser creativo. La creatividad es solo una parte del proceso de innovación. Para Peter Druker, la innovación es un «cambio en el ambiente social o económico, un cambio en el comportamiento de los usuarios». (Druker, 1985). La innovación es un constructo social en el que participan diversos actores, y que se presenta en distintas fases, para lograr modificar los hábitos de las personas. Sea una innovación con fines comerciales o sociales, en la construcción e implementación de un proceso de innovación intervienen personas de variadas disciplinas e intereses: diseñadores, gerentes de recursos humanos, alta dirección, personal de producción, financieros, expertos contables y todas aquellas personas y organizaciones internas y externas cuya actuación resulta clave para crear, diseñar, producir, distribuir, mercadear y evaluar la innovación.


Para desarrollar una innovación, es necesaria la detección de brechas de oportunidad. En este subproceso debe considerarse la búsqueda de oportunidades adecuadas para nuevos productos, procesos y servicios, para mejorar los existentes o crear los necesarios. También es importante diseñar innovaciones que sean percibidas como valiosas, útiles y deseables.


Para la alta dirección en las organizaciones, es de gran utilidad reconocer la importancia de los diseñadores en el proceso de desarrollo de productos, con miras a que estos sean innovadores. Otro aspecto fundamental para la innovación es identificar, contratar, capacitar y conservar a los mejores profesionales.


En ocasiones, la brecha de oportunidad para la innovación se encuentra de manera casual, como fue el caso del desarrollo del velcro. Esa cinta está conformada por pequeños ganchos que se atoran en la otra parte de la cinta. Su inventor, el ingeniero suizo Georges de Mestral, ideó este producto porque acostumbraba realizar largas caminatas por el campo y con frecuencia tenía que quitarse de los pantalones pequeñas ramas que se enganchaban a la fibra de la mezclilla. Al colocarlas al microscopio, observó que se adherían gracias a los minúsculos ganchitos de la hojarasca. El momento de eureka fue relativamente corto, pero el inventor tardó décadas en obtener una máquina capaz de fabricar el velcro, pues no existía la tecnología necesaria para crearla. Por ello, esta innovación tan útil hoy, tardó varios años en comercializarse. La innovación no acaba en una genial idea, por el contrario, las buenas ideas son apenas el principio de la innovación y, como es de suponer, exige un innovador con perfil perseverante y emprendedor. En síntesis:
  • Creatividad es la generación de nuevas ideas, así como nuevas formas de mirar problemas existentes, o de encontrar nuevas oportunidades, explotando tecnologías emergentes o cambios en el mercado.
  • Innovación es la explotación exitosa de nuevas ideas. El proceso que trae consigo nuevos productos, servicios, nuevas formas de dirigir los negocios e incluso nuevas formas de hacer negocios.
El diseño, de acuerdo con Briggitte Borja de Mozota, es el puente que conecta la creatividad con la innovación. Formula ideas que se convierten en propuestas prácticas y atractivas para usuarios y clientes. El diseño puede ser descripto como la creatividad desplegada para un fin específico.

El miedo necesario

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Denise Dresser
Lunes, 11 de Octubre 2010


'El rey Enrique: Es cierto que estamos en grave peligro; por ello más grande aun debe ser nuestro valor'. Shakespeare, Enrique V
Felipe Calderón imprudente. Felipe Calderón obsesivo. Felipe Calderón tan atado psicológicamente a Andrés Manuel López Obrador que desentierra la frase con la cual polarizó al país. "Un peligro para México" reitera con orgullo. "La política del rencor y del resentimiento que siembra" reclama quien ahora demuestra lo que antes denunció. El Presidente de México vanagloriándose de la división que le achaca a su adversario, pero de la cual también es responsable. Cuatro años después de la elección y AMLO parece preocuparle más que el inminente regreso del PRI. Cuatro años después de un proceso agitado que insiste en revivir, Felipe Calderón vuelve a centrar la mirada en el lugar equivocado. En el miedo que despierta un hombre y no en las condiciones que lo produjeron. En el miedo que México debe tenerle al Mesías tropical y no en los problemas persistentes que propician su permanencia.

Porque el miedo que Felipe Calderón le tiene a Andrés Manuel López Obrador es el mismo que comparten tantos mexicanos más; los que prefieren odiar a un personaje antes que mirar al país que lo parió. Es el miedo a ese país de pobres, de "nacos", de indígenas, de desarrapados. Miedo a quienes viven parados en los camellones vendiendo chicles o subsisten en el campo cultivando maíz. Miedo a los mineros enojados y a los cañeros sublevados. Miedo a los resentidos y a los marginados. Miedo a mirar la realidad del subdesarrollo detrás de la retórica de la modernidad. Miedo a la verdad y a nosotros mismos. Miedo a mirar al país tal y como es. Detrás de los mitos. Detrás de las cercas electrificadas y los muros infranqueables. Detrás de la hipocresía fundacional en un país profunda y dolorosamente desigual.

A México le urge tener miedo, pero no a un político controvertido. A México le urge el miedo necesario que nace de la honestidad desplegada ante el "País de mentiras", como lo bautizó Sara Sefchovich. El miedo que surge frente a la brecha entre lo que se dice y lo que es; entre el discurso del poder y la realidad del poder. El miedo que emerge cuando se descubre que la mentira constituye la esencia de la vida política mexicana y además es indispensable para gobernar. El miedo a reconocer los engaños para consumo interno que la clase política usa todos los días: el discurso que asegura que "el Senado de la República trabaja para ti" y que los indios son nuestros iguales y que el gobierno busca la justicia social y que la educación es una prioridad y que la economía está sana y sólida y que vamos ganando la guerra contra el crimen, siendo que nada de esto es así.

Y esas grandes mentiras impiden colocar un espejo frente a los ojos del país y frente a quienes han permitido que sea como es hoy. Un lugar rico con muchos pobres. Un lugar con más multimillonarios que Suiza, según la lista más reciente de la revista Forbes. Donde gran parte de las fortunas han sido acumuladas en sectores con poca o ninguna competencia y protegidos por el gobierno. Donde Televisa regularmente obtiene todo lo que quiere y a precio de ganga. Donde según un estudio reciente de la ONG Fundar, 7 de cada 10 mexicanos padecen un abuso de autoridad cada vez que pisan un Ministerio Público. Donde el 94 por ciento de los delitos no son resueltos. Donde el 40 por ciento de las mujeres dicen haber padecido la violencia doméstica. Donde no hay siquiera "responsables" de la tragedia de la guardería ABC. Donde 17 millones de personas viven en pobreza extrema. Datos duros de un país donde la vida es difícil para la mayoría de quienes sobreviven en él.

Eso es lo que debería provocar miedo. Eso es lo que debería producir temor. Eso es lo que los mexicanos deberían combatir y cuestionar y odiar y recordarle a Felipe Calderón y a los precandidatos presidenciales, todos los días a toda hora. Hay demasiados mexicanos para los cuales el país no funciona. Hay demasiados mexicanos para quienes más de lo mismo, durante el gobierno de Felipe Calderón, ha significado peor de lo mismo. Hay demasiados mexicanos que desean una transformación a fondo del país que los ha excluido o maltratado o ignorado. Y también hay demasiados mexicanos que no lo entienden, para los cuales el país no va tan mal. Porque los privilegiados viven muy bien, aunque sea detrás de muros cada vez más elevados, con escoltas cada vez más armadas, con séquitos de seguridad cada vez más grandes. Aunque sea con miedo.

Y de allí las siguientes preguntas: ¿Qué es y ha sido más peligroso para México? ¿López Obrador o un sistema socio-económico que concentra la riqueza y no quiere distribuirla de manera más justa? ¿López Obrador o élites políticas, sociales y empresariales satisfechas con las tajadas que se sirven? ¿López Obrador o partidos políticos que no representan a la población ni rinden cuentas ante ella? ¿López Obrador o la corrupción política que corroe la confianza en las instituciones? ¿López Obrador o políticos sentados en largas mesas con manteles de fieltro que llegan a grandes acuerdos para que poco cambie? El odio feroz a AMLO ata a su crítico principal -Felipe Calderón- a un adversario falso. El verdadero peligro para México no es un hombre, sino la resistencia de tantos a compartir el país y gobernarlo mejor. Y el miedo necesario que los mexicanos deberían compartir es la posibilidad de que México siga siendo así.

ARTE para el Futuro

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Cría artistas... mientras crecen enseñales economía, administración, ciencias, política... pero cría ARTISTAS, porque al final son los artistas los únicos con las entrañas y la sensibilidad adecuadas para traducir la historia.

Cría ARTISTAS, enséñales las Bellas Artes, dales un buen oído para la música, excelente gusto para la pintura y la escultura, buen ojo para el Teatro... dales una educación excelente, de primera, lo valdrá al final. Dales CULTURA. Después entrégales el conocimiento de los diferentes campos donde reside el poder. Regala a tus hijos un futuro con las posibilidades de generar un patrimonio seguro, un apellido respetable, una vida próspera. Pero mantén en ellos el ARTE vivo y firme, pues el arte es CULTURA, la cultura hace al ARTISTA y sólo el ARTISTA puede ejercer el PODER (como lo entiende el pensamiento actual) sin perder el alma, pues el ARTE es el ejercicio del ALMA.

Va pa'tras - Denisse Dresser

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Ciudad de México, México (may 17 2010 12:00 am).- Basta con ver la cara de los priistas en cualquier acto público. Basta con advertir las sonrisas compartidas, los rostros complacidos, los abrazos entusiastas. Están felices y se les nota; están rebosantes y no lo pueden ni lo quieren ocultar. Saben que vienen de vuelta, saben que están de regreso, saben que encuesta tras encuesta los coloca en el primer lugar de las preferencias en las elecciones estatales y cada vez más cerca de recuperar el control del gobierno federal.

El PRI resurge, el PRI revive, el PRI resucita. Beneficiario del panismo
incompetente y del perredismo auto-destructivo, el Revolucionario
Institucional está a un paso de alcanzar el picaporte de Los Pinos tan sólo dos sexenios después de haber sido expulsado de allí.
Para muchos mexicanos esta posibilidad no es motivo de insomnio ni de preocupación. Hablan del retorno del PRI como si fuera un síntoma más de la normalidad democrática. Un indicio más de la alternancia aplaudible. Un indicador positivo de la modernización que México ha alcanzado y que ya sería imposible revertir. "El país ya no es el mismo que el de 1988", advierten quienes no se sienten alarmados por la resurrección priista.

"El PRI no podría gobernar de manera autoritaria como lo hizo alguna vez", sugieren quienes celebran los logros de la consolidación democrática. "Los priistas se verían obligados a instrumentar las reformas que hasta ahora han rechazado", auguran los oráculos del optimismo.

Y ojalá tuvieran razón las voces de aquellos a quienes no les quita el sueño la posibilidad de Enrique Peña Nieto en Los Pinos, Manlio Fabio Beltrones en la Secretaría de Gobernación, Beatriz Paredes en cualquier puesto del gabinete, y Emilio Gamboa en la presidencia del PRI. Ojalá fuera cierto que una nueva era de presidencias priistas sería señal de alternancia saludable y no de regresión lamentable. Ojalá fuera verdad que tanto el país como el PRI han cambiado lo suficiente como para prevenir el resurgimiento de las peores prácticas del pasado.

Pero cualquier análisis del priismo actual contradice ese pronóstico, basado más en lo que sus proponentes quisieran ver que en la realidad circundante. Como lo escribe el columnista Tom Friedman en The New York Times, en México hoy coexisten tres grupos: "Los Narcos, los No's y los NAFTA's": los capos, los beneficiarios del statu quo y los grupos sociales que anhelan el progreso y la modernización. Y hoy el PRI es, por definición, "El Partido del No". El que se opone a las reformas necesarias por los intereses rentistas que protege; el que rechaza las candidaturas ciudadanas por la rotación de élites que defiende; el que rehuye la modernización sindical por los "derechos adquiridos" que consagró; el que no quiere tocar a los monopolios porque fue responsable de su construcción. El PRI y sus bases son los "No's" porque constituyen la principal oposición a cualquier cambio que entrañaría abrir, privatizar, sacudir, confrontar, airear o remodelar el sistema que los priistas concibieron y del cual viven.

A quien no crea que esto es así, le sugiero que lea los discursos atávicos de Beatriz Paredes, que examine la oposición pueril de Enrique Peña Nieto a la reelección, que reflexione sobre los intereses cuestionables de Manlio Fabio Beltrones, que estudie los negocios multimillonarios de Emilio Gamboa, nuevo dirigente de la CNOP y próximo presidente del partido. Allí está el PRI clientelar, el PRI corporativo, el PRI corrupto, el PRI que realmente no cree en la participación ciudadana o en los contrapesos o en la rendición de cuentas o en la apertura de la vida sindical al escrutinio público. Si la biografía es micro-historia, entonces se vuelve indispensable desmenuzar la de Emilio Gamboa ya que su selección reciente para una de las posiciones más importantes del priismo revela mucho sobre el ideario, los principios y el modus operandi de la organización.

Emilio Gamboa, descrito en el libro coordinado por Jorge Zepeda Patterson, Los intocables, como el broker emblemático de la política mexicana; el intermediario entre el dinero y el poder político.

Vinculado al Pemexgate, al quebranto patrimonial en Fonatur, al crimen organizado vía su relación con Marcela Bodenstedt y el Cártel del Golfo, a las redes de pederastia, al tráfico de influencias. De nuevo en la punta del poder dentro de su propio partido.

Ése es el PRI del 2010, y si no lo fuera, su dirigencia ya habría denunciado a Emilio Gamboa junto a tantos que se le parecen. Pero no es así. El PRI nuevo milenio y el que se apresta a gobernar a la República sigue siendo un club transexenal de corruptos acusados y corruptos exonerados; de cotos construidos sobre la intersección de la política y los negocios; de redes tejidas sobre el constante intercambio de favores y posiciones, negociadas a oscuras. En una conversación telefónica grabada y ampliamente diseminada -que a pesar de ello no ha hecho mella en su carrera política- Emilio Gamboa le dice a Kamel Nacif: "va p'a tras". Y ése es el mismo mensaje que el PRI envía sobre el país bajo su mando.

Mercadotecnia. Herramientas de promoción

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Comunicación Integral de Mercadotecnia:
“Proceso de establecer y reforzar relaciones mutuamente provechosas con los empleados, con los clientes, con otros interesados en la empresa y con el público en general para lo cual se formula y se coordina un programa estratégico de comunicación que les permita tener un encuentro constructivo con la compañía/marca a través de varios medios o de otros contactos.”

Herramientas de Promoción
  • Marketing Directo
  • Promoción de Ventas
  • Telemarketing
  • Publicidad
  • Relaciones Públicas
  • Ventas
  • Soporte Técnico
  • SPAM

Estas herramientas tienen el fin colectivo de generar el Posicionamiento de Marca

Ejemplo:

Imagina que estás en una fiesta y ves a un hombre muy guapo. Te acercas a él y le dices:
“Soy fantástica en la cama”
Eso es...
Marketing Directo. (Presentación directa del producto)

Si en la fiesta, al ver al hombre muy guapo, te acercas a él y le dices:
“Soy fantástica en la cama… y si nos vamos ahorita, te llevo en mi auto a mi casa de Valle”
Eso es...
Promoción de Ventas. (Presentación del producto que busca una respuesta inmediata)

Si en la fiesta ves a ese hombre muy guapo. Vas hacia ély sólo le pides su teléfono. Al día siguiente le llamas y le dices:
“Soy fantástica en la cama”
Eso es...
Telemarketing. (outbound: busca la adquisición del producto)

Si estás en esa fiesta con un grupo de amigos y ves a un hombre muy guapo. Uno de tus amigos va hacia él, te señala y le dice:
“Ella es fantástica en la cama”
Eso es...
Publicidad.

Si en la fiesta al ver al hombre muy guapo te levantas, arreglas tu vestido, vas hacia él,
  • Le sirves una bebida...
  • Le preguntas “¿puedo?”…
  • Te acercas para arreglarle la corbata y rozas ligeramente tu pecho contra su brazo.
Entonces dices:
“A propósito, soy fantástica en la cama”
Eso es...
Relaciones Públicas.

Si en la fiesta ves al hombre muy guapo, vas con él y...
lo convences de que se lleve a tu amiga a su casa...
Eso es...
Ventas.

Si tu amiga no puede satisfacerlo...
Y él te llama...
Eso es...
Soporte Técnico.

Si cuando vas a la fiesta, por si hay hombres guapos en el vecindario, te subes en el techo del auto y comienzas a gritar:
“¡Soy fantástica en la cama!”
Eso es...
SPAM.

Si en la siguiente fiesta, el hombre guapo se acerca a ti y te dice:
“Tú eres la que es fantástica en la cama”
Eso es...
Posicionamiento de Marca.

¡¡¡Y tus herramientas promocionales funcionaron!!!

10 razones para amar a un informático :3

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Los informáticos son muy útiles: pueden arreglar tu PC, tu Notebook, enchufes, radios, televisores o cualquier cosa que use corriente. Esas habilidades pueden hacer que tu vida vaya sobre ruedas.

Son más románticos de lo que la gente piensa. Su idea del romanticismo puede consistir en hacer una página web sobre ti. Las webs duran más que las flores y se la puedes mostrar a tus amigas por todo el mundo.

Tienen una capacidad sorprendente para optimizar tiempo, espacio, dinero, etc. Todo sea por pasar horas y horas mejorando alguna Query, el menú de un programa o simplemente por picar horas y horas código.

No tienen mucho gusto por la comida, así que no habrá necesidad de cenas muy elaboradas. Y si no eres la mejor cocinera, siempre puedes pedir una pizza, invitarlos al Mcdonalds o a comer un completito.

No tienes que preocuparte de donde están, lo más probable es que lo encuentres frente el computador (activa la geolocalización de Google Maps si quieres ubicarlo rápidamente) o por: Email, Msn, Gtalk, Facebook, Skype, etc. siempre tendrán uno o más de estos servicios activos.

No se fijan mucho en los detalles que estén fuera del monitor. ¿Quieres andar por la casa con una camiseta vieja para estar más cómoda? A él no le importará. No le molestará que no te maquilles o que no te arregles el pelo, con un poquitito de sexo [diario] semanal lo dejarás conforme.

Siempre hará los mejores cálculos para ahorrar en el supermercado (si lo convences de ir).

Puede que no entiendas de computadores, televisión ni DVD’s y tampoco te importe ser popular o elegante, pero ¿qué me dices de los últimos gadgets tecnológicos? Serás la orgullosa poseedora de los aparatitos más modernos si te decides por casarte con un informático. Además conocen programas para hacer cosas que ni imaginas 1313. No hay nada imposible para ellos.

No te va a poner los cuernos. Toma a la mujer más sexy del mundo (Angelina Jolie, por ejemplo) y ponla en la misma habitación que un informático. En un rincón, pon un PC último modelo.Apuesto a que a tu informático le apetece más jugar con el ordenador que empezar a conocer a Angelina Jolie. De hecho, puede que ni siquiera la vea si el ordenador dispone de conexión a Internet. ¡Por favor! Tiene que revisar su e-mail, navegar por la web y escribir un post en su blog (lol) contando que está en la misma habitación que Angelina Jolie…

Y esta es la razón definitiva: realmente le importas. No tu apariencia (aunque eso es un plus), ni lo delgada que estés, ni todo el maquillaje que te pongas encima. Le gustas porque eres tú (siempre y cuando tengas un buen FireWall).

Too many books, Gabriel!

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An Embarrassment of Books

THOSE WHO ASPIRE to the status of cultured individuals visit bookshops with trepidation, overwhelmed by the immensity of all they have not read. They buy something that they’ve been told is good, make an unsuccessful attempt to read it, and when they have accumulated half a dozen unread books, feel so bad that they are afraid to buy more.

In contrast, the truly cultured are capable of owning thousands of unread books without losing
their composure or their desire for more. “Every private library is a reading plan,” the Spanish philosopher José Gaos once wrote. So accurate is this observation that in order for it also to be ironic the reader must acknowledge a kind of general unspoken assumption: a book not read is
a project uncompleted. Having unread books on display is like writing cheques when you have no
money in the bank—a way of deceiving your guests.

In a book neatly entitled A Handbook of Consumer Motivations, Ernest Dichter speaks of this guilty conscience as it affects mail-order book club members. There are those who sign up with the idea that they are gaining entrance to a cultural extravaganza. But as the books arrive and the time required to read them adds up, each new shipment becomes a less-than-festive reproach, an accusation of failure. Finally the discouraged members withdraw, resentful that books are still being sent, even though they have paid for them.

This explains the invention of books that aren’t meant to be read. Books, in other words, that can be displayed without consequences or guilt: dictionaries, encyclopedias, atlases, art books, cookbooks, reference books, bibliographies, anthologies, complete works. Books that tasteful gift-givers prefer—because they’re expensive, which is a sign of esteem, and because they don’t threaten the recipient with the task of responding to the questions “Have you read it yet? What did you think of it?” In fact, the most uncommercial slogan in the world might be: “Give a book! It’s like giving an obligation.”

Authors aren’t so mindful of their readers. Even excepting the extreme cases (those writers who call to see what page you’re on, when you’ll finish, and above all, when you’ll publish a long, intelligent, and objective review), they feel obliged to bestow obligations each time they publish. It is understood that the elegant sidestep in such cases is to reply immediately with a card that reads: “I just received your book. What a wonderful surprise! I congratulate you, and I congratulate myself in advance for the pleasure that reading it will give me.” (Mexican writer Alfonso Reyes used printed cards, with blank spaces for the date, name and title.) Otherwise, the debt multiplies and compounds as time passes, until the moment comes when the pending responsibility of reading the book, writing a letter (which can no longer be so short), and coming up with praise that isn’t false or faint becomes a nightmare. It’s hard to say whether this or the card sent by return mail is worse.

But there is more: what to do, physically, with the book? The author might appear one day and discover it in pristine, untouched condition. A good strategy, which unfortunately also requires discipline, is to ruffle the first pages upon receiving it and insert a bookmark as proof of your good intentions. Or make it disappear, explaining (if necessary) that a friend was so excited to see it that she borrowed it before you could read it. In this case, it is prudent to remove the dedication page: signed books have an unfortunate habit of ending up in the hands of dealers, and there are terrible stories about books by Rilke fulsomely dedicated to Valéry and later found in bookstalls on the Seine. Or there is the story about the Mexican author who found his book— uncut—in a used bookshop, and bought and re-sent it to his friend, “With the renewed affection of Artemio de Valle-Arizpe.”

A terrible solution is to keep books until you’ve accumulated a library of thousands of volumes, all the while telling yourself that you know you don’t have the time to read them but that you’ll be able to leave them to your children. This is an excuse that grows weaker and weaker as science makes ever greater strides. Almost all books are obsolete from the moment they’re written, if not before. And marketing strategies engineer the planned obsolescence even of classic authors (with new and better critical editions) to eliminate the ruinous transmission of tastes from one generation to the next, which once upon a time so stifled the market.

The creation of an obsolete library for one’s children may only be justified in the way that the preservation of ruins is justified: in the name of archaeology. Better excuses exist for collecting books than the construction of a library for posterity. If you amass a collection dedicated to the history of the Mexican state of Tlaxcala, or, better yet, of editions of Don Quixote, no one can expect you to have read Don Quixote thousands of times, once for each edition—though plenty of innocent visitors will be scandalized to see the same title repeated over and over.

Isn’t it a little like having your picture taken thousands of times and from thousands of angles with the only big fish you ever caught in your life? In keeping with the Categorical Imperative of Reading and Being Cultured, a library is a trophy room. The Magic Mountain is like an elephant’s foot, lending prestige, serving as a footstool, and prompting the discussion of dangerous trips to Africa. And what about the lion who winked an eye at the hunter before falling at his feet? Thus, the owner of Churchill’s memoirs, signed and unread, can say: “Poor Winston! I’m keeping them as they were when I got them, out of respect for his memory. What a formidable British lion! I begged the taxidermist to be careful to preserve the wink . . .” Hunters are famous for exaggerating. That is why it is a matter of professional ethics for the reader who aspires to be cultured never to display pieces that haven’t been properly bagged—not to mention pieces that were actually read by a friend, or the guide, on cultural safari. As a result, a book can only be seen as a dissected cadaver, not a captive live animal. Tigers in the gas tank?

All right. But roaring all over the house, lounging in the bathroom or on the bed, stretching and yawning in the windows, perched on shelves? Never! Out of respect for one’s guests. The Categorical Imperative derives from the old belief in the sacredness of books. In In Search of a Better World, Karl Popper surmises that Western democratic culture was born with the establishment of the book market in Athens, in the fifth century before Christ: the book as commercial product did away with the book as sacred object. But did it really? The market is ambivalent. To have at home and at hand what once could only be viewed in the temple is a great boon for demand, because books embody all the prestige of the temple.

Democratic desacralization flourishes like simony: it allows the selling of something priceless. It doesn’t do away with sacred books; it causes them to multiply. Socrates criticized the fetishization of the book (Phaedrus). Two centuries later in another bookcentred culture (the Biblical world), it was written in Ecclesiastes (12:12) that “. . . of making many books there is no end; and much study is a weariness of the flesh.” In the first century, Seneca wrote to Lucilius: “In the multitude of books is distraction.” Ibn Khaldun, in the fourteenth century: “Too many books on a subject make it more difficult to study” (The Muqaddimah, VI, 27). Montaigne: “To compose our character is our duty, not to compose books” (Essays, III, 13). Don Quixote, upon learning of the writing of Don Quixote: “There are those who compose books and pop them out like so many buns” (II, 3). Samuel Johnson: “No place affords a more striking conviction of the vanity of human hopes than a public library; for who can see the wall crowded on every side by mighty volumes, the works of laborious meditations and accurate inquiry, now scarcely known but by the catalogue . . .” (Rambler No. 106, March 23, 1751).

I once proposed a chastity glove for authors who were unable to contain themselves. But an icy plunge works too: like Johnson, writers can try submersion in a great library, among a multitude of neglected authors, to discourage themselves. Progress has ordered things so that all citizens, not just the prophets, may give themselves the luxury of preaching in the desert. What could bring a halt to the proliferation of books? For a time, it seemed as if television might. Marshall McLuhan wrote (wrote!) prophetic books about the end of the age of the book. But the explosion of publishing left McLuhan himself preaching in the desert.

Until 1947, there were only seven commercial television channels in the United States, which became 50 in 1949 (when the major networks appeared) and 517 in 1960. From 1947 to 1960, the percentage of households with television sets jumped from almost zero to 88 percent. The stage was thus set for the demise of the book. Nevertheless, the number of titles published each year in the same period more than doubled: from seven thousand to fifteen thousand. Even more surprising, from 1960 to 1968, the number of titles doubled again, and in a shorter period, where as the number of homes with television sets could naturally only rise to the saturation point: 98 percent (Statistical Abstract of the United States).

In the middle of the fifteenth century, the printing press with movable type appeared in Europe. It didn’t immediately replace the copyists, or printing with wooden blocks, but it made many more titles available. From 1450 to 1500, between 10,000 and 15,000 titles were published (the socalled incunabula) in 30,000 to 35,000 editions, with average printings of 500 copies, according to Lucien Febvre and Henri-Jean Martin (The Coming of the Book: The Impact of Printing 1450–1800)— say 250 titles per year, starting with 100 in 1450. By 1952, 250,000 were being published (Robert Escarpit, The Book Revolution). This implies a rate of growth five times that of the population. It was assumed that television would put an end to both explosions, but that end never came, as can be seen in the statistics for the year 2000, extrapolated from the UNESCO Statistical Yearbook 1999.

Since the invention of the television, the world population has grown 1.8 percent each year (as compared to 0.3 percent annually over the preceding five hundred years) and the publication of books has grown 2.8 percent (as compared to 1.6 percent). From these rough figures, some rough interpolations may be made. Five hundred titles were published in 1550, 2,300 in 1650, 11,000 in 1750, and 50,000 in 1850. In 1550 the cumulative bibliography was approximately 35,000 titles; in 1650 it was 150,000; in 1750 it was 700,000; in 1850 it was 3.3 million; in 1950 it was 16 million; and in 2000 it was 52 million. In the first century of printing (1450–1550), 35,000 titles were published; in the last half-century (1950–2000), there were a thousand times more—36 million. The human race publishes a book every thirty seconds. Supposing an average price of £20 per Date 1450 (Gutenberg) 1950 (Television) 2000 Titles per year 100 250,000 1,000,000 Population 500 2,500 6,000 (in millions) Titles per million 0.2 100 167 inhabitants book and an average thickness of two centimetres, twenty million pounds and close to fifteen miles of shelves would be required for the yearly addition to Mallarmé’s library, if today the poet wished to be able to say: The flesh is sad, alas! and I’ve read all the books.

Books are published at such a rapid rate that they make us exponentially more ignorant. If a person read a book a day, he would be neglecting to read four thousand others, published the same day. In other words, the books he didn’t read would pile up four thousand times faster than the books he did read, and his ignorance would grow four thousand times faster than his knowledge. “There is so much to learn and so little time to live,” as Baltasar Gracián wrote. But once again, the aphorism functions poetically, transcending its quantitative truth, its melancholic tone erasing the feelings of guilt aroused by our finiteness in the face of the infinite tasks demanded by the Categorical Imperative. Yes, there is something deeply sad about visiting a library or bookshop full of books that we will never read. Something that brings to mind the following lines by Borges: There is a mirror that has seen me for the last time.

There is a door I have shut until the end of the world. Among the books in my library (I have them before me) There are some I shall never reopen. Why read? And why write? After reading one hundred, one thousand, ten thousand books in a lifetime, what have we read? Nothing. To say “I only know that I’ve read nothing,” after reading thousands of books, is not false modesty. It is strictly accurate, to the first decimal place of zero percent. But is that not perhaps exactly, Socratically, what our embarrassment of books should teach us?

To be aware of our ignorance, to fully accept it; to go from being simply ignorant to being consciously ignorant? Maybe our understanding of our finiteness is the only access we have to the totality that beckons and vanquishes us, that creates an outsize totalizing ambition in us. Maybe all experience of infinity is an illusion, if it is not precisely an experience of finiteness. And maybe the measure of our reading should therefore be, not the number of books we’ve read, but the state in which they leave us.

What does it matter how cultivated and up-todate we are, or how many thousands of books we’ve read? What matters is how we feel, how we see, what we do after reading; whether the street and the clouds and the existence of others mean anything to us; whether reading makes us, physically, more alive.

¡Diseña tu mediocre y ridículo logo en 5 minutos!

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Ok... va...
Estoy a inicios de mi 6o semestre de la Licenciatura en Diseño Gráfico. Desvelada, con hambre, sin dinero y con muchísima tarea. Me muero de frío en la sala de computación mientras hago una investigación pensando en los 4-6 semestres que me faltan para salir titulada a ejercer lo que amo... y de repente me encuentro con ESTO en uno de los blogs que más me gustan...


...Un editor simple de texto y formas que te ofrece la posibilidad de generar un logo barato y mal diseñado que podrás usar en tu página web, tarjetas de presentación, hojas membretadas, facturas, estampas, playeras o cualquier superficie apta para impresión.

Déjenme entender... ¿entonces he desperdiciado 3 años de mi vida estudiando para algo que puede crear una mala página como esa? ¿He gastado mi dinero en colegiaturas innecesarias y materiales costosos para aprender a hacer CORRECTAMENTE algo que puedes crear tu mismo en 5 o 6 pasos?

¿Porqué es tan difícil vender diseño profesional?

Mucha gente parece creer que la comunicación visual está totalmente compuesta por la superficie de la vida y que cualquiera puede ser diseñador. La gente normal y corriente encuentra gran cantidad de revistas y libros que "enseñan a diseñar" utilizando programas baratos o gratuitos y el PC de casa. Para los diseñadores gráficos es habitual perder un proyecto porque alguien sin formación promete hacer el trabajo por prácticamente nada. La reducción de precio hace que el diseñador casero, WordArt Man, sea potencialmente interesante.

El buen gusto es importante, principalmente para la élite cultural dominante. Sin embargo, para el consumidor simple puede ser menos importante, siempre y cuando ese diseño hecho con buen gusto funcione. El dominio de la estética es lo que diferencia a los expertos de los aficionados.

El campo de la producción cultural suele estar divitido entre la cultura superior y la inferior o popular. Arte autónomo y heterónomo. El arte heterónomo se produce en masa para un mercado de masas. La demanda de estos productos es externa y las formas que adoptan están predeterminadas.

Lo que falta en el arte heterónomo es lo que distingue al arte autónomo: creatividad, innovación e imaginación. El público del arte autónomo tiene un considerable nivel de formalidad y cierta movilidad social, que entiende los conceptos y las técnicas utilizadas por el diseñador.

El arte heterónomo está relacionado con el capital económico, mientras que el arte autónomo tiene que ver con el capital social y cultural. Sin embargo, el capital económico suele ser un requisito previo del social y el cultural.

El arte autónomo, o cierta parte del diseño profesional, existe dentro de un mercado, aunque este sea puramente simbólico y su único valor de cambio sea la reputación; porque la reputación trae el estatus, y EL ESTATUS MUEVE LA BÚSQUEDA DE DISTINCIÓN QUE NOS DEFINE EN RELACIÓN CON TODOS LOS DEMÁS.

Nación y Nacionalismo

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Ésta nota fue publicada en la página de "Hazme el chingado favor" y me pareció muy interesante, por lo que consideré importante retomarla.
¿Qué entendemos por nación? pues bien, según la RAE esto es nación:

Nación.(Del lat. natĭo, -ōnis).1. f. Conjunto de los habitantes de un país regido por el mismo gobierno.2. f. Territorio de ese país.3. f. Conjunto de personas de un mismo origen y que generalmente hablan un mismo idioma y tienen una tradición común.
Ahora, ¿Qué entendemos por nacionalismo?, nuevamente, según la RAE esto es nacionalismo:
Nacionalismo.1. m. Apego de los naturales de una nación a ella y a cuanto le pertenece.2. m. Ideología que atribuye entidad propia y diferenciada a un territorio y a sus ciudadanos, y en la que se fundan aspiraciones políticas muy diversas.3. m. Aspiración o tendencia de un pueblo o raza a tener una cierta independencia en sus órganos rectores.
Cuando la gente ve atacadas sus prerrogativas reacciona, regularmente de manera colérica y violenta, esto es un comportamiento humano generalizado, o como dirían por ahí, ‘en todos lados se cuecen habas’.
¿A qué vienen todos estos cuestionamientos?, pues me hace decir HECF la doble moralina de las personas, en especifico por una entrada publicada el Domingo pasado, donde fue más importante la forma en que estaba escrito el nombre de este país que la entrada misma.
Había muchos comentarios, algunos positivos (se agradecen) otros negativos (sobre la entrada, se agradecen igual) y otros, la mayoría (generalizando un poco), que solo se enfocaba a un absurdo, por ejemplo “Como eres pendejo!!! ni sabes escribir!! es con X, vales verga!!!” o “los Españoles están pendejos, ellos no inventaron la palabra, y ni siquiera aparece en la RAE, ¿cómo va a entrar una palabra de origen indígena? hasta los ‘gringos’ la escriben así!!! pendejo!!!” dándose golpes de pecho y desgarrandose las vestiduras mostrando un nacionalismo hipócrita, para eso sí aman y defienden a su país, y mientan madres a quien lo escriba diferente o se atreva a decir algo en contra (al parecer les pica la cola y les arde que alguien escriba diferente el nombre de este país), para otras cosas no, no hay necesidad “chíngate tú antes que yo” (insisto, esto es muy general).
Los cuestionamientos iniciales tienen un fin, ¿qué es nación y qué es nacionalismo? dos preguntas simples, si se quiere ver así, pero importantes, nación se entiende, en base a lo mostrado en comentarios, como el lugar en que vivimos/nacimos y nacionalismo se entiende como el ‘amor incondicional’ al lugar en el que nacimos/vivimos, entonces, viendo las definiciones de la RAE, en este país hay muchas naciones, esta la nación ‘chilanga’ o la nación ‘regia’ o la nación ‘costeña’ o la nación ‘jarocha’, etc. todas con ideologías diferentes y preferencias políticas distintas muchas de las veces.
Estas diferencias saltan a la vista cuando alguien de una nación esta en contra o simplemente su forma de pensar es distinta a las prerrogativas de alguien de otra nación, y la obtusidad del pensamiento de las naciones hace que se generen conflictos y ataques descalificativos sin sentido, como parte de la cultura del “yo te chingo y te chingo mejor que tu”, eso es no entender bien quién eres, y a dónde vas.
Un amigo comentaba que mientras cavilaba, observó que el escudo nacional, sí, ese del águila sobre el nopal devorando a la serpiente, tiene otro significado más allá del antes mencionado, ¿qué observó?, pues observó que, el águila representa el dominio de los Españoles, y la serpiente representa a los habitantes de este país, “¿por qué, si siempre me han dicho que es una leyenda Azteca? no me vengas con esa mamada” sí, es una leyenda, como su nombre lo dice, sí, también hay códices y documentos que ciertamente respaldan esta ‘leyenda’, pero solo tengamos presente algo:
En el escudo de los reyes católicos que se usó en 1492 (curiosamente por Isabel la Católica) aparece un águila de San Juan (cuestiones bíblicas para darle ese nombre, en fin, harina de otro costal), pero no es ni más ni menos que un águila real, sí, un águila real, la misma del escudo nacional, “no mames esa águila vive en todos lados y es muy común ademas hay códices que respaldan esta leyenda, tú mismo lo dijiste”, sí, es un águila que habita en casi todo el mundo, y sí, hay códices, como el Códice Mendoza conocido como ‘La Matrícula de los Tributos’, donde aparece precisamente esta leyenda, pero fue encontrado hasta 1540, escrito en papel Europeo, no en piel como los códices prehispánicos, casi 50 años después del uso del escudo de los reyes católicos y posterior a la conquista (probablemente hay códices más antiguos con esta leyenda, no lo sé), y si le buscan tantito, verán que la leyenda Azteca, esa del origen del escudo nacional, también menciona a Huitzilopochtli (como el águila) y a Quetzalcóatl (como la serpiente).


Lo que mi amigo vió, fue a un Español (como el águila real) dominando a un habitante de este país, en especifico a un ser ’supremo’ (Quetzalcóatl, el dios Azteca, como la serpiente), pero eso lo tenemos metido en el corazón y en el alma, NUESTRO escudo, NUESTRO símbolo de NUESTRA nación, por el que daríamos la vida, por el que mentamos madres si alguien se mete con este símbolo y ni siquiera sabemos bien el origen de este símbolo.

Sigamos desgarrándonos las vestiduras por nuestro nacionalismo hipócrita.

Cortesía de weißersteinbär

Carmen Rosenzweig

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Carmen Rosenzweig, nació en Toluca, en 1932, fue becaria del Centro Mexicano de Escritores en 1957. Estuvo en el taller de Juan José Arreola; es ganadora de la Presea en Artes y Letras Sor Juana Inés de la Cruz (1986), que entrega el gobierno del Estado de México el 2 de marzo de cada año.
Su trabajo literario está editado por el Instituto Mexiquense de Cultura con el título de Obra Reunida. Además, acaba de publicar su novela en narrativa y prosa poética titulada 1956.
Cuenta con otros títulos como: Ricardo Garibay: Beber un cáliz; Saito Mokichi Muere mi madre; Jaime Sabines Algo sobre la muerte del Mayor Sabines. De tal importancia es este libro que después de 50 años sigue siendo editado. Participa en talleres de creación literaria en la entidad y en todos los Encuentros Nacionales de Poetas del Estado de México.
A los 9 años una noche antes de dormir, un pensamiento pasó por su mente y para no olvidarlo lo escribió. De esa forma descubre que esa es su vocación.Empieza a escribir a los 14 años en el Excelsior y el Universal. Acostumbrada a escribir textos cortos, ya que tiene el pensamiento de que no importa la cantidad de texto, sino el sentimiento o el sentido del mismo.

La comunicación como sistema que transmite signos

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El fundamento con el que damos soporte teórico a la propuesta de "comunicación como sistema" se basa en el estudio de los antecedentes de la semiótica y la comunicación como relaciones interdisciplinarias del diseño. Los apartados anteriores llevan a deducir que la semiótica como sistema se rige bajo un proceso de comunicación donde básicamente "alguien le dice algo a alguien por medio de signos".

Bajo ésta perspectiva uno de los primeros en ocuparse de establecer una teoría sobre un proceso con características comunicativas fue Lasswel que en sus postulados establece la participación de alguien que habla y alguien que escucha cierto tipo de mensaje o información, para que a su vez, ese oyente pueda convertirse en hablante.

"De los argumentos suministrados mediante el discurso, hay tres especies: unos residen en el carácter del que habla; otros en poner cierta disposición al oyente; y otros en el mismo discurso, por lo que demuestra o parece demostrar". (Lasswel, 54; 1966)

A partir de ésta referencia Shannon hace énfasis al proceso de comunicación matemático donde se envía, procesa y se recibe una señal. Así es como se da la pauta a la importancia de transmitir señales-signos por parte de uno o varios individuos. En función a esta necesidad, Shannon y Weaver proponen un proceso de comunicación que funciona de la siguiente forma:


Bajo la perspectiva del proceso de comunicación de Shannon y Weaver la fuente de información, sea una persona, un grupo o una institución, transmite una señal codificada a un intérprete receptor que, igualmente, puede ser individual o grupal. Esta señal como se indica anteriormente se configura por medio de códigos comunes a ambos, que se traducen a su vez en significados comunes para lo cual debe establecerse, a través de diferentes medios, contacto entre ambos polos.


De esta forma, se considera que el primer factor de análisis del proceso de comunicación recae en el emisor, que es alguien que debe de dominar un sistema de significación a partir de códigos con los cuales realizará paso a paso la síntesis de la forma y estructura del mensaje.

A su vez, en todo proceso de comunicación hay un mensaje que será transmitido gracias a los códigos, que brindan la significación de manera conjunta con el objeto referido, es decir, una estructura signica que servirá para que lo codificado viaje a través del tiempo y del espacio. Por último la relación entre el receptor con respecto a la decodificación puede darse de dos formas:

  • como intérprete pasivo: consiste en el modo en que reacciona ante el signo, en términos de semiótica y comunicación se refiere a la forma de pensar de receptor a partir de la efectividad de los signos.
  • como intérprete activo: puede ser aquella persona (emisor-receptor) que designa e interpreta al signo, es decir, que puede ser una "conciencia interpretadora". En éste caso el interpretante está condicionado por la situación contextual y de comunicación dentro del canal.
Para ejemplificar lo anterior podemos decir que en un diseño específico (Arquitectónico, Industrial o Gráfico) el diseñador es alguien que conoce un sistema de significación con el cual realiza paso a paso la síntesis de la forma, mientras que el intérprete decodificador es en general alguien que recibe una forma sintética y que no está obligado a descomponer todos los pasos que han sido necesarios antes de llegar a la síntesis de dicha forma; el intérprete decodificador en este nivel tiene que ver todo al mismo tiempo, y recibir de este modo sintetizado el conjunto de datos o informaciones que el diseñador codificador estructuró en su mensaje contenido de modo tal, que ofreciera un impacto único y contundente.

Semiótica de la comunicación visual

Desde la perspectiva semiótica en terrenos de la comunicación visual existe una propuesta que ha influido de manera significativa en el diseño. Esta propuesta es la de Roman Jakobson (1962) que en sus "Ensayos de Lingüística General", expone el siguiente esquema:


En relación a éste orden plantearemos como primer paso a la comprensión de la función comunicativa de los signos, una relación de proximidad que se da a partir de las siguientes funciones:

  1. Función emotiva: La función emotiva es definida por Guiraud en su libro "La semiología" como lo siguiente: "Cuando emitimos un mensaje expresamos nuestra actitud con respecto a ese objeto: bueno o malo, bello o feo, deseable o detestable, respetable o ridículo". La función referencial y la función emotiva son las bases de la comunicación lingüística. Por eso con frecuencia se habla de una doble función del lenguaje: una es cognoscitiva y objetiva, la otra afectiva y subjetiva. En este sentido Jakobson aforma que "(...) el signo quiere suscitar una respuesta emotiva (¡cuidado!) o bien (¡cariño mío) o también (¡imbécil!)"
  2. Función referencial: La función referencial desde la semiología es la base de toda comunicación. Define las relaciones entre el mensaje y el objeto al que hace referencia. Reside en formular una información verdadera, objetiva, observable y verificable. Consiste en evitar toda confusión entre el signo y la cosa, entre el mensaje y la realidad codificada, como por ejemplo: "(...) el signo se refiere a algo (caballo), o bien a una acción (el tren sale a las seis)". (Guiraud, 1989. 84)
  3. Función estética o poética: Esta función es definida por Jakobson como: "(...) la relación del mensaje consigo mismo. Es la función estética por excelencia. En la comunicación el referente es el mensaje que deja de ser el instrumento de la comunicación para convertirse en su objeto". En palabras de Jordy Llovet encontramos que la función poética se puede comprender de la siguiente forma: "El proceso generador del diseño se convierte en una operación cuya lógica se asemeja a la del lenguaje poético".
  4. Función metalingüística: Esta función tiene como objeto, según Guiraud, "...definir el sentido de los signos que corren el riesgo de no ser comprendidos por el receptor". Desempeña un papel importante en el diseño gráfico. Un logotipo es una señal de códigos que puede ser objeto de diversas interpretaciones según su estilo y técnica. "De la función metalingüística procede también la elección del vehículo, del médium; el referente del mensaje es, en este caso, el propio código". (Llovet: 1981. 87)
  5. Función fática o de contacto: Esta función tiene por objeto afirmar, mantener o detener la comunicación. Jakobson distingue con este nombre a "los signos que sirven esencialmente para establecer, prolongar o interrumpir la comunicación, para verificar si el circuito funciona y asegurar la fluidez del mismo de la comunicación". Esta acentuación del contacto da lugar a un profundo intercambio de diálogos enteros cuyo único objetivo es asegurar y prolongar la comunicación. La función fática desempeña un papel muy importante en todos los modos de comunicación que puede generar el diseño gráfico. El referente del mensaje fático es la propia comunicación, así como el referente del mensaje poético es el propio mensaje emotivo:

    "La función fática o de contacto, cita Eco a Jakobson, más que comunicar algo, el signo quiere subrayar la continuidad de la comunicación. Pensemos en los (sí) y los (está bien) que se van diciendo cuando se escucha a alguien por teléfono, no para expresar acuerdo, sino para dar a entender que se sigue el discurso". (Llovet, 1981. 92)
  6. Función connotativa: Esta función define las relaciones entre el mensaje y el receptor, pues toda comunicación tiene por objeto obtener una reacción de éste último. Puede dirigirse ya sea a la inteligencia o a la afectividad del receptor, y encontramos en este nivel, la distinción objetivo-subjetivo, cognoscitivo-afectivo que conforma a la función referencial con la función emotiva. Del primer caso (inteligencia), derivan todos los códigos de señalización interna o urbana que tienen como objeto organizar la acción en común. Del segundo caso (afectiva), provienen los códigos sociales y estéticos que tienen como objetivo movilizar la participación del receptor.
Comunicación visual y diseño gráfico

Diseñar es la actividad objeto del estudio del diseño, que en tanto disciplina estudia el comportamiento de las formas, sus combinaciones, su coherencia asociativa, sus posibilidades funcionales y sus valores estéticos captados en su integridad. El diseño gráfico abarca tanto la acción como su producto y en este sentido es en el que se puede hablar del diseño como parte de un proceso de comunicación visual. Esta caracterización del diseño remite al uso del lenguaje de los signos visuales en cuya clasificación teórica se distingue el resultado de una actividad consciente de configurar imágenes que constituyen su aspecto comunicativo. En este sentido la comunicación visual depende de los siguientes fenómenos

Fenómeno de semiosis

El fenómeno de semiosis es la capacidad de evocar, representar o referirse a algo, todas ellas relaciones entre el significante y el significado comprendidas en el signo.



Esta relación es entendida como el proceso en el cual los elementos formales funcionan como signos y por tanto son susceptibles de interpretación.

El concepto de semiosis permite explicar tanto la configuración de cualquier mensaje visual como su comportamiento social en tanto objeto de significación desde tres dimensiones que Morris retoma de Peirce.

Ahora bien, para definir cada una de las tres dimensiones del signo propuestas por Morris se presenta un ejemplo y explicación de cómo funciona cada una de ellas.



Fenómeno de la percepción visual y sintaxis:

Se determina por las formas de representación y organización mental de las percepciones: es decir, las acumulaciones en la memoria del conocimiento y organización de percepciones previas y posteriores. En relación a lo anterior nuestra pre-iconografía e iconografía garantizan el reconocimiento del signo visual. De hecho son un requisito previo a dicho reconocimiento. El reconocimiento a su vez se produce como resultado de la combinación o superposición de dos estructuras del pensamiento:

  • Pre-iconográficamente: en este nivel las imágenes están almacenadas en la memoria y son consideradas imágenes genéricas, es decir, son imágenes que se van almacenando a partir del conocimiento o reconocimiento de las mismas
  • Iconográficamente: en este nivel todo signo visual se construye por parte del diseñador gráfico, y es representado en baja, media o alga abstracción dependiendo del dominio tecnológico o expresivo que el diseñador posea para que el signo sea identificado.


Sintáctica (sintaxis) y diseño gráfico: se determina por la posible relación formal de unos signos con otros. Comprende las reglas de organización y composición que determinan los alcances combinatorios permisibles de los elementos visuales fundamentales. Alcanza su más específica y concreta manifestación en la diversidad de los estilos que han impactado la comunicación visual. Es en última instancia, la relación sistematizada de los signos visuales entre sí:

"Sintácticamente se considera que el signo puede ser susceptible a integrarse en secuencias con otros signos, según unas reglas combinatorias. SE considera también como sintáctico el estudio de la estructura interna de la parte significante del signo (por ejemplo, la división de una palabra en unidades menores), con independencia del significado transmitido e incluso en el caso de que se suponga que existan signos que transmiten significados". (Morris, 1948. 87)

Fenómeno de la percepción visual y semántica:

Se determina por la realidad percibida: que incluye tanto al objeto central de la percepción como el contexto. Todo lo representado gráficamente posee una forma en nuestra percepción que garantiza su reconocimiento como signo, es decir, todo lo visible es signo ya que su isotopismo es el requisito previo a dicho reconocimiento.


Semántica y diseño gráfico: desde la perspectiva de Morris la dimensión semántica se puede resumir de la siguiente forma: "Semánticamente el signo se considera en relación con lo que significa. (Morris: 1948. 97)" La dimensión semántica comprende las posibilidades relacionales entre los signos visuales con objetos o ideas a las que son aplicables. Rebasa la idea originaria de que corresponde únicamente a las imágenes conceptuales o a la intermediación con los referentes (las cosas) en virtud de la complejidad de la comunicación visual que da lugar a una condición polisémica en la que el excedente de sentido constituye la característica principal de los mensajes.

Fenómeno de la percepción visual y pragmática:

Está determinada por el sujeto perceptor: que es receptor de la realidad. El receptor que recibe un mensaje debe decodificarlo, reconstruir su sentido a partir de signos, ya que cada uno de los cuales contiene elementos de ese sentido, es decir, debe descifrar las indicaciones relativas a las relaciones de cada signo con los otros y a las indicaciones de lo que los signos quieren relacionar como mensaje visual.



Pragmática y diseño gráfico: "Pragmáticamente el signo se considera en relación con sus propios orígenes, los efectos sobre sus destinatarios, la utilización que hacen de ellos, etcétera". (Morris, 1948. 127). La dimensión pragmática comprende las posibles relaciones de los signos con intérpretes en las cuales se encuentran dos vertientes: la primera que describe los vínculos entre la necesidad, el mensaje y los diseñadores, y la segunda que se integra exclusivamente por los vínculos entre los perceptores, receptores o usuarios del diseño con los objetos derivados de la comunicación visual.

Sistema semiótico de Peirce

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El sistema semiótico de Peirce se divide en tres ramas que son la base principal de su teoría. Estas ramas surgen de pensamientos pre-semióticos basados en el "trivium medieval" desarrollados por un filósofo romano de nombre Boeccio. El "trivium medieval" retoma la propuesta de la tesis aristotélica del estudio del discurso a partir de lo que se conoce en ese entonces con el término de Disposición, que nace de la taxonomía griega y consiste en el orden y eslabonamiento adecuado de las partes del discurso. El término Invención, que viene de la Euresis aristotélica, y que consiste en la búsqueda y el encuentro de lo apropiado, en el que decir, en la conjunción de lo que se dice y la intención de fundir lo que se dice con el objeto que se pretende. Y por último, el término Elocución, que es el decir, o más precisamente "el buen decir". Viene de la intención griega del léxico que se refiere a adornar lo dicho, o en otras palabras, a jerarquizar el bello decir. Peirce expone que el trivium como filosofía discursiva llega a convertirse en la síntesis del saber medieval a partir de basar su estructura en tres ciencias encargadas de la forma de expresión del signo: la Gramática, que es considerada como el ordenamiento adecuado de los signos en el discurso, la Lógica, que para Boeccio era Pragmática en el sentido de que se acercaba mñas a los instrumentos de discusión y era conocida también como dialéctica; y por último la Retórica, que era la posibilidad de convencimiento del receptor a través de los signos presentes en el discurso. Con la reflexión anterior Peirce propone que la conjunción de estos tres elementos aporta una nueva posición analítica frente al signo. Peirce expone que ya no se trata de entender aisladamente al signo, sino entender la suma de estos signos traducida en lo que denomina "sistema triádico", o sea, la suma de signos eslabonados con la sintaxis adecuada, con un objeto preciso y manejados también como una retórica efectiva.

De la faneroscopía a la semiótica

Antes de empezar a exponer estas relaciones es conveniente indicar que de la combinación de la faneroscopía con la forma triádica de pensamiento del signo surge la taxonomía triádica fundamental de la semiótica de Peirce por lo que en primera instancia definiremos el término fanerón y analizaremos la importancia de éste con respecto al pensamiento triádico que es pilar importante de la semiótica. En su manuscrito 908 de Collected Papers, Peirce escribe:

"Fanerón es sinónimo de fenómeno, aquello que se presenta a nuestra mente, aquí y ahora, trátese de algo real o no. Puede identificarse sin excepción los términos fanerón y fenómeno, tomando a éste último en su sentido más común: el contenido de toda conciencia". (Peirce, 1986. 20)

Posteriormente en su manuscrito 910 de Collected Papers, Peirce escribe:

"Propongo utilizar la palabra Fanerón como un nombre propio para denotar el contenido total de una conciencia [...] la suma de todo lo que tenemos en la mente, de cualquier manera que sea, sin mirar su valor cognitivo". (Peirce, 1986. 28)

Pensamiento triádico

El pensamiento triádico es un proceso de pensamiento que se desarrolla en la mente del intérprete; se inicia con la percepción del signo y finaliza con la presencia en su mente del objeto del signo. En otras palabras, el proceso de pensamiento del signo se da a partir de un proceso inferencial. Por esto la inferencia se reduce a menudo a la deducción necesaria en la que la verdad de las premisas asegura totalmente la verdad de la conclusión. Esta concepción de la inferencia abre el campo a la descripción de las operaciones realmente efectuadas en la vida cotidiana y libera las restricciones impuestas por el punto de vista que se limita únicamente a la producción de verdades universales, es decir a los argumentos válidos. Esto nos lleva a distinguir tres tipos de inferencia: la abducción, la inducción y la deducción. En la abducción se intuye el fenómeno y se le otorga una cualidad inexistencial, es decir, algo existe porque se impresiona en la conciencia. Es una fase de intuición de las formas previas a tofo razonamiento o creación simbólica.

"Una abducción es un método para formar una predicción general sin ninguna verdadera seguridad de que tendrá éxito sea en un caso especial o con carácter general, teniendo como justificación que es la única esperanza posible de regular nuestra conducta futura racionalmente..." (Peirce, 1986. 40-41)

La abducción es "argumento originario", pues es el que origina una idea nueva, meramente preparatoria. Es resumida por Peirce bajo la noción de "instinto de adivinar". Ese "instinto de adivinar" puede ser planteado como una "intuición teórica", un pensamiento original que implica un salto cualitativo, algo que aún no ha sido dicho ni explicado: el aspecto creativo y también proyectual del pensamiento científico.

En la inducción se atiende al fenómeno mediante la observación, se le otorga una relevancia dentro del continium de la experiencia por lo que el fenómeno se transforma en un proceso mental en el que se indica hacia algo más.

"Una inducción es un método en el cual el interpretante no representa que partiendo de premisas verdaderas producirá, a la larga, resultados aproximadamente verdaderos en la mayoría de las instancias, sino que representa que, si se persiste en ese método, a la larga producirá la verdad o una aproximación indefinida a la verdad, con respecto a cada cuestión". (Peirce, 1986. 40)

Esta etapa de procesamiento mental a la larga ayudará a establecer a la deducción como proceso de razonamiento. En la deducción el fenómeno ya particularizado se relaciona con una categoría o un orden preestablecido, se le estructura como caso particular y como integrante de una clase. En resumen, la deducción es la acción del pensamiento sobre el fenómeno al cual se le atribuye una convención.

"Una deducción es un argumento cuyo interpretante pertenece a una clase general de posibles argumentos (...)" (Peirce, 19986. 112)

La deducción depende de nuestra confianza en la habilidad de analizar el significado de los signos por los que o por medio de los que pensamos, es del orden del pensamiento analógico y por consiguiente del razonamiento.

Categorías sistemáticas del signo

El estudio del pensamiento triádico y de la faneroscopía permite a Peirce construir una primera definición a partir de la combinación de tres instancias:
  1. primans: cualidades generales no materializables pero que pueden serlo, como los colores, las formas, etc.
  2. secondans: existentes o hechos (los existentes se consideran en su capacidad para oponerse).
  3. tertians: leyes, pensamientos mediadores, hábitos colectivos.
Tenemos entonces tres categorías de elementos en los fenómenos: esas categorías que Peirce llama faneroscópicas o "cenopitagóricas" o aún "ideoscópicas" son: la Primeridad, la Segundidad y la Terceridad.

Esta relación triádica es, por definición, inseparable. Siempre son tres términos que no pueden ser tomados de a uno o de a pares. La relación triádica no es cardinal sino ordinal: implica una relación entre un Primero, que es del orden de una cualidad sensible -Peirce lo denomina feeling en el sentido de sensación o percepción-; este Primero se vincula con un Segundo, que es del orden de lo objetual o referencial; de tal modo que esta relación determina siempre a un Tercero, que es del orden de las reglas, de la ley, de las ideas. Desde ésta óptica el pensamiento triádico definido por Peirce desde la faneroscopía es un signo cuya producción de sentido se debe a la relación de tres instancias. A partir de este orden sistemático vemos que el pensamiento triádico de Peirce no trata de estudiar un fenómeno "común", sino más bien trata de estudiar la "tricoexistencia" del signo a partir de tres modos de operaciones mentales o tres modos de conocer los signos que corresponden respectivamente al pensamiento triádico.

Relaciones triádicas del signo

Desde el punto de vista peirciano el sistema semiótico tiene el sentido de una relación signo-objeto, es decir, en la relación del signo con aquello que se refiere: su objeto. Como se observa, la función principal del signo es representar, de ahí que sea conveniente especificar que entiende Peirce por representar. Para él, es estar en un lugar de otro, es decir, estar en tal relación con otro que, para ciertos propósitos sea tratado por ciertas mentes como si fuera otro.

Esta relación define el fenómeno semiótico como la cooperación de tres instancias donde cada una de ellas puede estar presente en la mente del intérprete.



  • Un Primero:
El representamen, en cuanto percibido está presente en los sentidos, por ende, en la mente

  • Un Segundo:
El objeeto del signo, que se conecta al representamen de tal manera que está presente en la mente al percibirse el signo.

  • Un Tercero:
El interpretante considerado en su particularidad, aquí y ahora. Es decir, en tanto determinación de la mente del intérprete, puede estar objetivado por esa misma mente (la mente tiene la facultad de estar "presente ante sí misma").

Esta cualidad de la terceridad es la razón por la que el término interpretante debe distinguirse rigurosamente del intérprete. Para profundizar más en la terceridad peirciana diremos que la noción de interpretante es la expresión de una relación dialéctica entre el mundo real ya instalado y codificado mediante relaciones institucionales y sociales. El interpretante es a la vez una norma social o un hábito colectivo. En la primera concepción, vincula el signo a su objeto de manera abstracta, instituída, en la segunda, lo hace de manera concreta, aquí y ahora, en acto; la triada queda constituída a partir del momento en que aparece esta última como una particularidad de la primera.

Formas triádicas de abordar al signo

Una triada es la unión de tres cosas en una, o lo que es equivalente, la unión de dos cosas en una tercera, distinta a las dos primeras. Peirce ordena la diversidad de los signos a partir de tres tricotomías en las que éstos son capaces de integrarse de la siguiente forma:

Primera Tricotomía

Se funda, como se dijo en la naturaleza material del signo, esto es, como es el signo en sí. Para fundamentar el enunciado anterior se tienen los siguientes casos:

  1. Cualisigno: Es una cualidad que se construye en signo. en cuanto que es una cualidad, no puede fungir como signo sino hasta que se le formule como tal. Por ejemplo, una sensación de color es una cualidad que se percibe aisladamente; sin embargo, se construye en signo en el momento en que se detecta que es una cualidad común a muchas cosas y que, por lo tanto, puede representarlas o designarlas.
  2. Sinsigno: Es una cosa o evento real que se constituye en signo. Es signo, solamente a través de sus cualidades, de ahí que involucre a varios cualisignos. Esos cualisignos, que son de una naturaleza peculiar, únicamente forman un signo cuando se encuentran efectivamente formulados o encarnados. Ejemplo: La piedra -hecho real- es dura, gris y porosa. Estos tres últimos elementos son cualisignos y están encarnados en la piedra. La piedra, así, es un signo de aquello que sea duro, gris y poroso.
  3. Legisigno: Es una ley que es un signo. La ley la establecen los seres humanos, de ahí que todo signo convencional sea un Legisigno (pero no al contrario). El legisigno es un tipo general que será significante. No es, pues, un objeto singular. Cada legisigno significa mediante una instancia de su aplicación, esto es, mediante una réplica de él. Por ejemplo, el artículo "los" puede aparecer varias veces en una página, pero en todas esas ocurrencias o réplicas es un mismo legisigno. La réplica es un sinsigno, por tanto, el legisigno requiere sinsignos (aunque no ordinarios, como lo son sucesos que son considerados significantes). La réplica es significante en virtud de una ley que la convierte en tal.
Como se puede apreciar en esta primera tricotomía, hay dos signos que no son cosas individuales: el cualisigno y el legisigno. Es importante también hacer una consideración final: el sinsigno involucra a cualisignos, mientras que el legisigno requiere de los sinsignos. A su vez estas relaciones de comparación van conformando toda una gramática dentro del representamen para que se facilite su relación con otros signos y una sintaxis que permitirá unir unos elementos con otros para lograr en última instancia, la riqueza expresiva del representamen o signo.



Segunda Tricotomía

Sobre la base de la relación inferencial con el objeto Peirce incluye aquellos elementos correspondientes al nivel que podríamos llamar el de la Lógica del signo, y que están íntimamente ligados con su práctica. Son destinados a aclarar su función en relación con el Objeto ausente, o con el Objeto pretendido por el signo. El objeto, como parte esencial del signo es todo aquello que pueda ser reconocido, pensado, percibido, evocado e indicado, a condición que sea representado por un signo o destinado por èl. En esta segunda tricotomía encontramos los siguientes signos:

  1. Ícono: (Del griego eikon: imagen). Es el signo que se refiere al objeto en virtud de sus características propias. Entre el ícono y su referente existe una relación cualitativa. El ícono presenta una o varias cualidades del objeto al que se refiere. Según el grado o nivel de iconicidad de esas cualidades. Peirce clasificó los signos icónicos en: ícono imagen: es aquel sigo que comparte con el objeto al que representa cualidades simples, por ejemplo la fotografía. El representamen es "muy similar" al objeto. Ícono diagrama: son los que representan las relaciones de proporción entre sus partes como análogas a las del objeto.
  2. Índice: El índice se encuentra en una relación de contigüidad existencial con el objeto denotado. Peirce agrega que resulta imposible encontrar un índice totalmente puro como también resulta imposible encontrar un signo desprovisto de cierta cualidad imitativa, pues es imposible pensar un signo sin un entorno o un contexto en el que signifique. Por lo tanto, estará determinado por la experiencia o por las reglas convencionales. Peirce insistió sobre la propiedad del índice de coexistir con el objeto al que representa. Puede ser simultáneo, anterior o posterior a esa existencia, pero siempre esta estuvo o estará en relación de contigüidad con él. Si la calle está mojada es índice de que ha llovido, las gotas que aparecen en el parabrisas son índice de que está lloviendo, la presión atmosférica baja, el cielo nublado, etcétera, son ñindices de que lloverá.
  3. Símbolo: Una primera definición posible de símbolo es aquel signo que no es ni ícono (no es similar), ni índice (no es contiguo), al objeto. Por lo tanto, su "razón de ser" estará en "otro lado": en la convencionalidad. Dice Peirce: "Todo el razonamiento mental se hace con símbolos". Todas las palabras, los números, logotipos, cualquier representación material c0nvencional son símbolos. Por ejemplo: la palabra paz y la paloma de la paz. Nada hay similar (ícono) ni contiguo (índice) entre la paloma con el ramito de olivo, con la paz como objeto.
Paralelamente a las tres relaciones signo-objeto denominadas, ícono, índice y símbolo, debemos diferenciar entre sistema icónico, indexicálico y simbólico. si se retienen las piezas de clasificación o los rasgos de diferenciación entre ícono, index y símbolo, es decir, los rasgos de concordancia para el ícono, el nexo inmediato entre signo y objeto para el índex y la libre selectividad para el símbolo, entonces, en generalizaciones adecuadas de las relaciones signo-objeto, se puede entender el sistema icónico como un cuadro o sistema de cuadros, el sistema indexicálico como dirección (teniendo en cuenta sobre todo el aspecto arbitrario de este tipo de signos), como simple repertorio o como sistema de repertorios arbitrario.

Cuadros, direcciones y repertorios son, pues, modelos realizados o realizables para sistemas icónicos, indexicálicos y simbólicos. Finalmente se puede subrayar que, en términos generales, los sistemas de repertorio simbólicos representan sistemas parciales de los sistemas de dirección indexicálicos, y éstos a su vez, representan sistemas parciales de los sistemas de cuadro icónicos, lo cual guarda relación con el hecho de que la superiorización de los signos conduce a íconos.



Tercera Tricotomía

Esta tricotomía se funda en las relaciones del signo con su interpretante. El signo, aquí, es una ley cuya generalidad se expresa como primeridad en el Rema, segundidad en el Dicisignos, y como terceridad en el Argumento.

  1. Rema: El rema en palabras de Peirce es lo siguiente:
    "Es un signo que para su interpretante es un signo de posibilidad cualitativa, vale decir, se entiende que representa tal o cual clase de Objeto Posible. Un Rema puede quizá proporcionar alguna información, pero no se interpreta que lo proporciona" (CS, p. 31)
  2. Dicisigno: El Dicisigno o signo Dicente "es un signo que para su interpretante es in signo de existencia real. El dicisigno implica, como parte de él, a un rema para describir el hecho que se interpreta que él indica" (CS, p. 31). La manera más fácil para saber si un signo es o no un Dicisigno, es que éste se presenta como verdadero o falso. El dicisigno, pues, remite explícitamente a algo, o está en relación con algo que tiene que ser real.
  3. Argumento: El Argumento es un signo que representa en su carácter de signo, para su interpretante, "es un signo ley" (CS, p. 31).
Estas relaciones de pensamiento son las que explican las posibilidades de interpretación o de significación ya que nos permiten abrir las posibilidades semánticas del signo. La interpretación, es por tanto la encargada de convencer al intérprete a partir de un manejo adecuado de las habilidades argumentativas.




Conceptos generales

  • Semiosis como sistema:
    A partir del esquema anterior, el concepto de semiosis
    se puede definir de la siguiente forma: "Semio" significa signo y el sufijo "sis" se refiere a aquello que es del orden de un proceso, de una actividad, de una acción. Semiosis, por lo tanto, es producción de sentido. Por semiosis debemos entender una relación entre tres términos de tal manera que en ningún momento esta relación triádica puede resolverse en forma bilateral, de a dos -diádica., y mucho menos puede ser resuelta en forma unilateral, por un sólo término -monádica-.
  • Semiosis ilimitada:
    Con la misma consideración, Peirce también denomina a la semiosis como un "proceso ilimitado", creador y modificador del significado donde este proceso comienza con la percepción de aquello que funciona como signo y finaliza con la fijación subjetiva de una representación.

    "Dado que todos los pensamientos son signos, se sigue que todos los pensamientos deben dirigirse ellos mismos a otros pensamientos, puesto que tal es la esencia del signo." (Peirce, 1931. 323)

    Cuando Peirce habla de "pensamiento que interpreta", con la palabra pensamiento no designa a un sujeto pensante, sino directamente a un pensamiento o conocimiento, a una idea, de algo que exista o no. El interpretante de un signo es entonces otro signo que requiere otro signo interpretante, sin que sea posible, al parecer, detenerse en un interpretante final. Peirce afirma que:

    "Todos los pensamientos-signos son interpretados por los pensamientos-signos siguientes, salvo e caso del fin brutal de todo pensamiento en la muerte". (CS, p. 34)

    Con esto Peirce quiere decir que, si el sujeto de la lógica, el ser humano, desaàrece, la serie de los signos se quiebra, pero en esta muerte el último signo habría tenido un signo subsiguiente, un interpretante. Esta inferencia de Peirce es un silogismo. No son finales el representamen, el objeto ni el interpretante porque la relación triádica no se da de "a pasos". Lo que es el final es la vida, que ha llegado a su término.

    Un representamen se refiere a "su objeto en virtud de un interpretante. Ese interpretante es como un signo más amplio que el representamen: tiene la naturaleza de un pensamiento. Si una parte de ese pensamiento es expresado, se convierte en representamen que determinará su objeto en virtud de otro interpretante y así sucesivamente. Esta concepción de la
    semiosis ilimitada refiere que el mundo pensado es un mundo de signos donde cada signo es a la vez interpretante e interpretado. Interpretante del que antecede, e interpretado por el que sigue, convirtiéndose el interpretante a su vez en signo, y así, "ad infinitum".
Semiótica:
Charles S. Peirce (E.U.)
-Teoría del estudio general de los signos.
Estudia la función lógica de los signos.

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