Sistema semiótico de Peirce

El sistema semiótico de Peirce se divide en tres ramas que son la base principal de su teoría. Estas ramas surgen de pensamientos pre-semióticos basados en el "trivium medieval" desarrollados por un filósofo romano de nombre Boeccio. El "trivium medieval" retoma la propuesta de la tesis aristotélica del estudio del discurso a partir de lo que se conoce en ese entonces con el término de Disposición, que nace de la taxonomía griega y consiste en el orden y eslabonamiento adecuado de las partes del discurso. El término Invención, que viene de la Euresis aristotélica, y que consiste en la búsqueda y el encuentro de lo apropiado, en el que decir, en la conjunción de lo que se dice y la intención de fundir lo que se dice con el objeto que se pretende. Y por último, el término Elocución, que es el decir, o más precisamente "el buen decir". Viene de la intención griega del léxico que se refiere a adornar lo dicho, o en otras palabras, a jerarquizar el bello decir. Peirce expone que el trivium como filosofía discursiva llega a convertirse en la síntesis del saber medieval a partir de basar su estructura en tres ciencias encargadas de la forma de expresión del signo: la Gramática, que es considerada como el ordenamiento adecuado de los signos en el discurso, la Lógica, que para Boeccio era Pragmática en el sentido de que se acercaba mñas a los instrumentos de discusión y era conocida también como dialéctica; y por último la Retórica, que era la posibilidad de convencimiento del receptor a través de los signos presentes en el discurso. Con la reflexión anterior Peirce propone que la conjunción de estos tres elementos aporta una nueva posición analítica frente al signo. Peirce expone que ya no se trata de entender aisladamente al signo, sino entender la suma de estos signos traducida en lo que denomina "sistema triádico", o sea, la suma de signos eslabonados con la sintaxis adecuada, con un objeto preciso y manejados también como una retórica efectiva.

De la faneroscopía a la semiótica

Antes de empezar a exponer estas relaciones es conveniente indicar que de la combinación de la faneroscopía con la forma triádica de pensamiento del signo surge la taxonomía triádica fundamental de la semiótica de Peirce por lo que en primera instancia definiremos el término fanerón y analizaremos la importancia de éste con respecto al pensamiento triádico que es pilar importante de la semiótica. En su manuscrito 908 de Collected Papers, Peirce escribe:

"Fanerón es sinónimo de fenómeno, aquello que se presenta a nuestra mente, aquí y ahora, trátese de algo real o no. Puede identificarse sin excepción los términos fanerón y fenómeno, tomando a éste último en su sentido más común: el contenido de toda conciencia". (Peirce, 1986. 20)

Posteriormente en su manuscrito 910 de Collected Papers, Peirce escribe:

"Propongo utilizar la palabra Fanerón como un nombre propio para denotar el contenido total de una conciencia [...] la suma de todo lo que tenemos en la mente, de cualquier manera que sea, sin mirar su valor cognitivo". (Peirce, 1986. 28)

Pensamiento triádico

El pensamiento triádico es un proceso de pensamiento que se desarrolla en la mente del intérprete; se inicia con la percepción del signo y finaliza con la presencia en su mente del objeto del signo. En otras palabras, el proceso de pensamiento del signo se da a partir de un proceso inferencial. Por esto la inferencia se reduce a menudo a la deducción necesaria en la que la verdad de las premisas asegura totalmente la verdad de la conclusión. Esta concepción de la inferencia abre el campo a la descripción de las operaciones realmente efectuadas en la vida cotidiana y libera las restricciones impuestas por el punto de vista que se limita únicamente a la producción de verdades universales, es decir a los argumentos válidos. Esto nos lleva a distinguir tres tipos de inferencia: la abducción, la inducción y la deducción. En la abducción se intuye el fenómeno y se le otorga una cualidad inexistencial, es decir, algo existe porque se impresiona en la conciencia. Es una fase de intuición de las formas previas a tofo razonamiento o creación simbólica.

"Una abducción es un método para formar una predicción general sin ninguna verdadera seguridad de que tendrá éxito sea en un caso especial o con carácter general, teniendo como justificación que es la única esperanza posible de regular nuestra conducta futura racionalmente..." (Peirce, 1986. 40-41)

La abducción es "argumento originario", pues es el que origina una idea nueva, meramente preparatoria. Es resumida por Peirce bajo la noción de "instinto de adivinar". Ese "instinto de adivinar" puede ser planteado como una "intuición teórica", un pensamiento original que implica un salto cualitativo, algo que aún no ha sido dicho ni explicado: el aspecto creativo y también proyectual del pensamiento científico.

En la inducción se atiende al fenómeno mediante la observación, se le otorga una relevancia dentro del continium de la experiencia por lo que el fenómeno se transforma en un proceso mental en el que se indica hacia algo más.

"Una inducción es un método en el cual el interpretante no representa que partiendo de premisas verdaderas producirá, a la larga, resultados aproximadamente verdaderos en la mayoría de las instancias, sino que representa que, si se persiste en ese método, a la larga producirá la verdad o una aproximación indefinida a la verdad, con respecto a cada cuestión". (Peirce, 1986. 40)

Esta etapa de procesamiento mental a la larga ayudará a establecer a la deducción como proceso de razonamiento. En la deducción el fenómeno ya particularizado se relaciona con una categoría o un orden preestablecido, se le estructura como caso particular y como integrante de una clase. En resumen, la deducción es la acción del pensamiento sobre el fenómeno al cual se le atribuye una convención.

"Una deducción es un argumento cuyo interpretante pertenece a una clase general de posibles argumentos (...)" (Peirce, 19986. 112)

La deducción depende de nuestra confianza en la habilidad de analizar el significado de los signos por los que o por medio de los que pensamos, es del orden del pensamiento analógico y por consiguiente del razonamiento.

Categorías sistemáticas del signo

El estudio del pensamiento triádico y de la faneroscopía permite a Peirce construir una primera definición a partir de la combinación de tres instancias:
  1. primans: cualidades generales no materializables pero que pueden serlo, como los colores, las formas, etc.
  2. secondans: existentes o hechos (los existentes se consideran en su capacidad para oponerse).
  3. tertians: leyes, pensamientos mediadores, hábitos colectivos.
Tenemos entonces tres categorías de elementos en los fenómenos: esas categorías que Peirce llama faneroscópicas o "cenopitagóricas" o aún "ideoscópicas" son: la Primeridad, la Segundidad y la Terceridad.

Esta relación triádica es, por definición, inseparable. Siempre son tres términos que no pueden ser tomados de a uno o de a pares. La relación triádica no es cardinal sino ordinal: implica una relación entre un Primero, que es del orden de una cualidad sensible -Peirce lo denomina feeling en el sentido de sensación o percepción-; este Primero se vincula con un Segundo, que es del orden de lo objetual o referencial; de tal modo que esta relación determina siempre a un Tercero, que es del orden de las reglas, de la ley, de las ideas. Desde ésta óptica el pensamiento triádico definido por Peirce desde la faneroscopía es un signo cuya producción de sentido se debe a la relación de tres instancias. A partir de este orden sistemático vemos que el pensamiento triádico de Peirce no trata de estudiar un fenómeno "común", sino más bien trata de estudiar la "tricoexistencia" del signo a partir de tres modos de operaciones mentales o tres modos de conocer los signos que corresponden respectivamente al pensamiento triádico.

Relaciones triádicas del signo

Desde el punto de vista peirciano el sistema semiótico tiene el sentido de una relación signo-objeto, es decir, en la relación del signo con aquello que se refiere: su objeto. Como se observa, la función principal del signo es representar, de ahí que sea conveniente especificar que entiende Peirce por representar. Para él, es estar en un lugar de otro, es decir, estar en tal relación con otro que, para ciertos propósitos sea tratado por ciertas mentes como si fuera otro.

Esta relación define el fenómeno semiótico como la cooperación de tres instancias donde cada una de ellas puede estar presente en la mente del intérprete.



  • Un Primero:
El representamen, en cuanto percibido está presente en los sentidos, por ende, en la mente

  • Un Segundo:
El objeeto del signo, que se conecta al representamen de tal manera que está presente en la mente al percibirse el signo.

  • Un Tercero:
El interpretante considerado en su particularidad, aquí y ahora. Es decir, en tanto determinación de la mente del intérprete, puede estar objetivado por esa misma mente (la mente tiene la facultad de estar "presente ante sí misma").

Esta cualidad de la terceridad es la razón por la que el término interpretante debe distinguirse rigurosamente del intérprete. Para profundizar más en la terceridad peirciana diremos que la noción de interpretante es la expresión de una relación dialéctica entre el mundo real ya instalado y codificado mediante relaciones institucionales y sociales. El interpretante es a la vez una norma social o un hábito colectivo. En la primera concepción, vincula el signo a su objeto de manera abstracta, instituída, en la segunda, lo hace de manera concreta, aquí y ahora, en acto; la triada queda constituída a partir del momento en que aparece esta última como una particularidad de la primera.

Formas triádicas de abordar al signo

Una triada es la unión de tres cosas en una, o lo que es equivalente, la unión de dos cosas en una tercera, distinta a las dos primeras. Peirce ordena la diversidad de los signos a partir de tres tricotomías en las que éstos son capaces de integrarse de la siguiente forma:

Primera Tricotomía

Se funda, como se dijo en la naturaleza material del signo, esto es, como es el signo en sí. Para fundamentar el enunciado anterior se tienen los siguientes casos:

  1. Cualisigno: Es una cualidad que se construye en signo. en cuanto que es una cualidad, no puede fungir como signo sino hasta que se le formule como tal. Por ejemplo, una sensación de color es una cualidad que se percibe aisladamente; sin embargo, se construye en signo en el momento en que se detecta que es una cualidad común a muchas cosas y que, por lo tanto, puede representarlas o designarlas.
  2. Sinsigno: Es una cosa o evento real que se constituye en signo. Es signo, solamente a través de sus cualidades, de ahí que involucre a varios cualisignos. Esos cualisignos, que son de una naturaleza peculiar, únicamente forman un signo cuando se encuentran efectivamente formulados o encarnados. Ejemplo: La piedra -hecho real- es dura, gris y porosa. Estos tres últimos elementos son cualisignos y están encarnados en la piedra. La piedra, así, es un signo de aquello que sea duro, gris y poroso.
  3. Legisigno: Es una ley que es un signo. La ley la establecen los seres humanos, de ahí que todo signo convencional sea un Legisigno (pero no al contrario). El legisigno es un tipo general que será significante. No es, pues, un objeto singular. Cada legisigno significa mediante una instancia de su aplicación, esto es, mediante una réplica de él. Por ejemplo, el artículo "los" puede aparecer varias veces en una página, pero en todas esas ocurrencias o réplicas es un mismo legisigno. La réplica es un sinsigno, por tanto, el legisigno requiere sinsignos (aunque no ordinarios, como lo son sucesos que son considerados significantes). La réplica es significante en virtud de una ley que la convierte en tal.
Como se puede apreciar en esta primera tricotomía, hay dos signos que no son cosas individuales: el cualisigno y el legisigno. Es importante también hacer una consideración final: el sinsigno involucra a cualisignos, mientras que el legisigno requiere de los sinsignos. A su vez estas relaciones de comparación van conformando toda una gramática dentro del representamen para que se facilite su relación con otros signos y una sintaxis que permitirá unir unos elementos con otros para lograr en última instancia, la riqueza expresiva del representamen o signo.



Segunda Tricotomía

Sobre la base de la relación inferencial con el objeto Peirce incluye aquellos elementos correspondientes al nivel que podríamos llamar el de la Lógica del signo, y que están íntimamente ligados con su práctica. Son destinados a aclarar su función en relación con el Objeto ausente, o con el Objeto pretendido por el signo. El objeto, como parte esencial del signo es todo aquello que pueda ser reconocido, pensado, percibido, evocado e indicado, a condición que sea representado por un signo o destinado por èl. En esta segunda tricotomía encontramos los siguientes signos:

  1. Ícono: (Del griego eikon: imagen). Es el signo que se refiere al objeto en virtud de sus características propias. Entre el ícono y su referente existe una relación cualitativa. El ícono presenta una o varias cualidades del objeto al que se refiere. Según el grado o nivel de iconicidad de esas cualidades. Peirce clasificó los signos icónicos en: ícono imagen: es aquel sigo que comparte con el objeto al que representa cualidades simples, por ejemplo la fotografía. El representamen es "muy similar" al objeto. Ícono diagrama: son los que representan las relaciones de proporción entre sus partes como análogas a las del objeto.
  2. Índice: El índice se encuentra en una relación de contigüidad existencial con el objeto denotado. Peirce agrega que resulta imposible encontrar un índice totalmente puro como también resulta imposible encontrar un signo desprovisto de cierta cualidad imitativa, pues es imposible pensar un signo sin un entorno o un contexto en el que signifique. Por lo tanto, estará determinado por la experiencia o por las reglas convencionales. Peirce insistió sobre la propiedad del índice de coexistir con el objeto al que representa. Puede ser simultáneo, anterior o posterior a esa existencia, pero siempre esta estuvo o estará en relación de contigüidad con él. Si la calle está mojada es índice de que ha llovido, las gotas que aparecen en el parabrisas son índice de que está lloviendo, la presión atmosférica baja, el cielo nublado, etcétera, son ñindices de que lloverá.
  3. Símbolo: Una primera definición posible de símbolo es aquel signo que no es ni ícono (no es similar), ni índice (no es contiguo), al objeto. Por lo tanto, su "razón de ser" estará en "otro lado": en la convencionalidad. Dice Peirce: "Todo el razonamiento mental se hace con símbolos". Todas las palabras, los números, logotipos, cualquier representación material c0nvencional son símbolos. Por ejemplo: la palabra paz y la paloma de la paz. Nada hay similar (ícono) ni contiguo (índice) entre la paloma con el ramito de olivo, con la paz como objeto.
Paralelamente a las tres relaciones signo-objeto denominadas, ícono, índice y símbolo, debemos diferenciar entre sistema icónico, indexicálico y simbólico. si se retienen las piezas de clasificación o los rasgos de diferenciación entre ícono, index y símbolo, es decir, los rasgos de concordancia para el ícono, el nexo inmediato entre signo y objeto para el índex y la libre selectividad para el símbolo, entonces, en generalizaciones adecuadas de las relaciones signo-objeto, se puede entender el sistema icónico como un cuadro o sistema de cuadros, el sistema indexicálico como dirección (teniendo en cuenta sobre todo el aspecto arbitrario de este tipo de signos), como simple repertorio o como sistema de repertorios arbitrario.

Cuadros, direcciones y repertorios son, pues, modelos realizados o realizables para sistemas icónicos, indexicálicos y simbólicos. Finalmente se puede subrayar que, en términos generales, los sistemas de repertorio simbólicos representan sistemas parciales de los sistemas de dirección indexicálicos, y éstos a su vez, representan sistemas parciales de los sistemas de cuadro icónicos, lo cual guarda relación con el hecho de que la superiorización de los signos conduce a íconos.



Tercera Tricotomía

Esta tricotomía se funda en las relaciones del signo con su interpretante. El signo, aquí, es una ley cuya generalidad se expresa como primeridad en el Rema, segundidad en el Dicisignos, y como terceridad en el Argumento.

  1. Rema: El rema en palabras de Peirce es lo siguiente:
    "Es un signo que para su interpretante es un signo de posibilidad cualitativa, vale decir, se entiende que representa tal o cual clase de Objeto Posible. Un Rema puede quizá proporcionar alguna información, pero no se interpreta que lo proporciona" (CS, p. 31)
  2. Dicisigno: El Dicisigno o signo Dicente "es un signo que para su interpretante es in signo de existencia real. El dicisigno implica, como parte de él, a un rema para describir el hecho que se interpreta que él indica" (CS, p. 31). La manera más fácil para saber si un signo es o no un Dicisigno, es que éste se presenta como verdadero o falso. El dicisigno, pues, remite explícitamente a algo, o está en relación con algo que tiene que ser real.
  3. Argumento: El Argumento es un signo que representa en su carácter de signo, para su interpretante, "es un signo ley" (CS, p. 31).
Estas relaciones de pensamiento son las que explican las posibilidades de interpretación o de significación ya que nos permiten abrir las posibilidades semánticas del signo. La interpretación, es por tanto la encargada de convencer al intérprete a partir de un manejo adecuado de las habilidades argumentativas.




Conceptos generales

  • Semiosis como sistema:
    A partir del esquema anterior, el concepto de semiosis
    se puede definir de la siguiente forma: "Semio" significa signo y el sufijo "sis" se refiere a aquello que es del orden de un proceso, de una actividad, de una acción. Semiosis, por lo tanto, es producción de sentido. Por semiosis debemos entender una relación entre tres términos de tal manera que en ningún momento esta relación triádica puede resolverse en forma bilateral, de a dos -diádica., y mucho menos puede ser resuelta en forma unilateral, por un sólo término -monádica-.
  • Semiosis ilimitada:
    Con la misma consideración, Peirce también denomina a la semiosis como un "proceso ilimitado", creador y modificador del significado donde este proceso comienza con la percepción de aquello que funciona como signo y finaliza con la fijación subjetiva de una representación.

    "Dado que todos los pensamientos son signos, se sigue que todos los pensamientos deben dirigirse ellos mismos a otros pensamientos, puesto que tal es la esencia del signo." (Peirce, 1931. 323)

    Cuando Peirce habla de "pensamiento que interpreta", con la palabra pensamiento no designa a un sujeto pensante, sino directamente a un pensamiento o conocimiento, a una idea, de algo que exista o no. El interpretante de un signo es entonces otro signo que requiere otro signo interpretante, sin que sea posible, al parecer, detenerse en un interpretante final. Peirce afirma que:

    "Todos los pensamientos-signos son interpretados por los pensamientos-signos siguientes, salvo e caso del fin brutal de todo pensamiento en la muerte". (CS, p. 34)

    Con esto Peirce quiere decir que, si el sujeto de la lógica, el ser humano, desaàrece, la serie de los signos se quiebra, pero en esta muerte el último signo habría tenido un signo subsiguiente, un interpretante. Esta inferencia de Peirce es un silogismo. No son finales el representamen, el objeto ni el interpretante porque la relación triádica no se da de "a pasos". Lo que es el final es la vida, que ha llegado a su término.

    Un representamen se refiere a "su objeto en virtud de un interpretante. Ese interpretante es como un signo más amplio que el representamen: tiene la naturaleza de un pensamiento. Si una parte de ese pensamiento es expresado, se convierte en representamen que determinará su objeto en virtud de otro interpretante y así sucesivamente. Esta concepción de la
    semiosis ilimitada refiere que el mundo pensado es un mundo de signos donde cada signo es a la vez interpretante e interpretado. Interpretante del que antecede, e interpretado por el que sigue, convirtiéndose el interpretante a su vez en signo, y así, "ad infinitum".
Semiótica:
Charles S. Peirce (E.U.)
-Teoría del estudio general de los signos.
Estudia la función lógica de los signos.

¿Porqué deben ser utilizados?
¿Para qué se usan?